En marzo de 1951 la subida de las tarifas de los tranvías en la ciudad de Barcelona provocó una reacción popular por la cual la gente se negaba a utilizar estos vehículos. Esto animó a la convocatoria de una huelga general –algo prohibido y perseguido por la dictadura — en toda la ciudad que fue secundada poco tiempo después en el País Vasco. En la ciudad de Madrid se llevó a cabo otro boicot a los medios de transporte en la llamada “huelga blanca”. El régimen se vio desconcertado ante estas protestas y en parte se detuvo el encarecimiento de las tarifas y algunos cambios de gobierno. Las huelgas en los tres grandes centros industriales peninsulares (Madrid, País Vasco y Cataluña) se convirtieron en acciones colectivas cada vez más frecuentes. Los obreros se fueron organizando de forma clandestina en comités para negociar salarios y condiciones de trabajo hasta lograr la firma de la Ley de Convenios Colectivos de 1958, por los que el régimen tuvo que aceptar subidas salariales notables logradas por los trabajadores.
📌 Materiales didácticos (A) 8.5. Las primeras huelgas obrera en la década de 1950